![](http://dersu.wordpress.com/files/2006/07/bosque.jpg)
En un sitio nevoso, una familia que permaneció tanto tiempo ahí decidieron quedarse, ya que estaban acostumbrados a ese clima frío, y disfrutando de la naturaleza.
Marcela, la mamá, tuvo que volver a la ciudad para trabajar y cada cierto tiempo volvía.
Juan, el padre, enseño a Ricardo, el hijo, todo lo que debía saber para sobrevivir en esa zona y llegar a cabaña por si algún día llegara a perderse. Juan y Ricardo pasaban el tiempo cazando, pescando, etc.
Un día Juan se puso alegre al saber que iba a venir su hermano Pepe con su hijo Tomás a visitarlo, no lo había visto en cinco años así que hizo una gran cena donde su hijo lo ayudó con entusiasmo.
Al llegar su hermano lo recibió contento, y mientras cenaban conversaban qué habían hecho todo este tiempo separados. Luego de la cena Ricardo y Tomás fueron a jugar afuera con los animales.
Al día siguiente Ricardo pidió permiso a su padre para ir con Tomás a pasear al río en canoa, éste aceptó pero añadió que tenían que llegar temprano para la cena; y así fue partieron ambos en una canoa y llevando comida para disfrutar observando el paisaje. Ya estaban por llegar al sitio donde se podría apreciar un lindo paisaje, pero por la distracción de Tomás hizo que por error la canoa se voltee al chocar con una roca, cayendo ambos al agua y arrastrados por la corriente terminaron en un sitio que parecía tenebroso, se sentaron un rato a descansar, pero no podían estar tranquilos, ya que se escuchaban sonidos melancólicos como si fueran de fantasmas.
Juan y su hermano estaban preocupados por sus hijos que no llegaban, pensando que les hubiera ocurrido algo, de inmediato sin pensarlo llamaron al alguacil para reportar la pérdida de sus hijos, para que empiecen con la búsqueda de inmediato.
El alguacil acudió lo más rápido posible a la cabaña de Juan a pedir las características de los muchachos para iniciar la búsqueda.
Estaban confundidos porque no veían la cabaña así que esperaron que vengan por ellos; ya empezaba a oscurecer y nadie venia, entonces buscaron un lugar para pasar la noche y a la vez tenían que recolectar toda la comida que hallasen porque la que tenían fue arrastrada por la corriente al voltearse la canoa, en eso se escuchó un sonido muy raro, parecía como el de un fantasma así que decidieron ir a investigar hallando por sorpresa cadáveres, cuchillos viejos, etc., ambos se asustaron, Ricardo pensó que ese sitio tenebroso podría ser un cementerio muy antiguo que su papá le había comentado, sin pensarlo salió de inmediato con Tomás de ese sitio con la comida que habían juntado, porque si se quedaban a pasar la noche podría ser peligroso, ya que perturbarían la tranquilidad de las almas de aquel sitio.
Caminaron toda la noche hacia el norte guiándose por una brújula para alejarse del sitio tenebroso y a la vez Ricardo le estaba hablando a Tomás que no se preocupara que él sabía cómo volver a la cabaña ya que su papá le había enseñado como volver en caso se perdiera.
El alguacil llamó por la noche a la casa de Juan a comunicarle que se iba a suspender la búsqueda, Juan insistió que no lo hiciera pero el alguacil añadió que era orden de su superior y que mañana al primer rayo de sol reanudaría la búsquela. Al día siguiente el alguacil reanudo la búsqueda como dijo a Juan.
Ricardo y Tomás, por la mañana, descansaron en un sitio más tranquilo ya que habían caminado toda la noche; ambos estaban muy exhaustos quedándose completamente dormido Tomás pero Ricardo antes de dormirse escondió la comida entre unas rocas para que no se congelara por el frío. Cuando despertó Ricardo encontró a un oso comiendo la comida de ellos, Juan se levanto rápidamente para espantar al animal de la comida, le tiró piedras, palazos, etc., hasta que lo ahuyento. Por la tarde le contó lo sucedido a Tomás mientras comían los pedazos de carne que quedaban, este se quedó asombrado de la valentía de Juan y luego ambos construyeron una Choza con las ramas y hojas de los árboles para protegerse del frío y de la lluvia. Por la noche llovió muy fuerte que ambos tenían frío así que Ricardo tuvo que ir a recolectar leña para hacer una fogata y así no padecer frío.
La fogata ayudó a calmar el frío pero Ricardo al haber salido en medio de la lluvia para conseguir leña se incrustó un pedazo de madera en la pierna quedando lastimado. Tomás como agradecimiento por lo que estaba haciendo por él, lo ayudó a caminar y así fueron avanzando poco a poco, hasta que en un determinado momento ya no podían continuar por el cansancio y les quedaba muy poca comida. Esperaron y esperaron pero nadie venia en su rescate. Esperaron más de tres horas hasta que en un momento inesperado fueron rodeados por perros salvajes que habían seguido el olor de la carne, ambos se asustaron mucho y lo mejor que podrían hacer era tirar la carne y correr, y eso es lo que hicieron la tiran bien lejos para que los perros la sigan y tengan tiempo para correr.
Ya estaba oscureciendo y seguían corriendo hasta que ya no daban para más y se desmayaron ambos del cansancio y del hambre. Unos cazadores los encontraron y les brindaron ayuda.
Al día siguiente estos voluntariamente se ofrecieron a llevarlos a Ricardo y Tomás donde sus padres ya que veían que no estaban en la condición de caminar.
Al llegar Juan, Pepe y sus hijos de ambos les dieron las gracias por todo y como agradecimiento a los cazadores les invitaron a cenar y estos aceptaron con gusto. Al final Juan y su hijo se regresaron a la ciudad por problemas de salud de Marcela.
Así acaba esta historia fabulosa con una moraleja espectacular:
“Hoy por ti, mañana por mí”
Autor: Sanchez Miranda Hugo
Marcela, la mamá, tuvo que volver a la ciudad para trabajar y cada cierto tiempo volvía.
Juan, el padre, enseño a Ricardo, el hijo, todo lo que debía saber para sobrevivir en esa zona y llegar a cabaña por si algún día llegara a perderse. Juan y Ricardo pasaban el tiempo cazando, pescando, etc.
Un día Juan se puso alegre al saber que iba a venir su hermano Pepe con su hijo Tomás a visitarlo, no lo había visto en cinco años así que hizo una gran cena donde su hijo lo ayudó con entusiasmo.
Al llegar su hermano lo recibió contento, y mientras cenaban conversaban qué habían hecho todo este tiempo separados. Luego de la cena Ricardo y Tomás fueron a jugar afuera con los animales.
Al día siguiente Ricardo pidió permiso a su padre para ir con Tomás a pasear al río en canoa, éste aceptó pero añadió que tenían que llegar temprano para la cena; y así fue partieron ambos en una canoa y llevando comida para disfrutar observando el paisaje. Ya estaban por llegar al sitio donde se podría apreciar un lindo paisaje, pero por la distracción de Tomás hizo que por error la canoa se voltee al chocar con una roca, cayendo ambos al agua y arrastrados por la corriente terminaron en un sitio que parecía tenebroso, se sentaron un rato a descansar, pero no podían estar tranquilos, ya que se escuchaban sonidos melancólicos como si fueran de fantasmas.
Juan y su hermano estaban preocupados por sus hijos que no llegaban, pensando que les hubiera ocurrido algo, de inmediato sin pensarlo llamaron al alguacil para reportar la pérdida de sus hijos, para que empiecen con la búsqueda de inmediato.
El alguacil acudió lo más rápido posible a la cabaña de Juan a pedir las características de los muchachos para iniciar la búsqueda.
Estaban confundidos porque no veían la cabaña así que esperaron que vengan por ellos; ya empezaba a oscurecer y nadie venia, entonces buscaron un lugar para pasar la noche y a la vez tenían que recolectar toda la comida que hallasen porque la que tenían fue arrastrada por la corriente al voltearse la canoa, en eso se escuchó un sonido muy raro, parecía como el de un fantasma así que decidieron ir a investigar hallando por sorpresa cadáveres, cuchillos viejos, etc., ambos se asustaron, Ricardo pensó que ese sitio tenebroso podría ser un cementerio muy antiguo que su papá le había comentado, sin pensarlo salió de inmediato con Tomás de ese sitio con la comida que habían juntado, porque si se quedaban a pasar la noche podría ser peligroso, ya que perturbarían la tranquilidad de las almas de aquel sitio.
Caminaron toda la noche hacia el norte guiándose por una brújula para alejarse del sitio tenebroso y a la vez Ricardo le estaba hablando a Tomás que no se preocupara que él sabía cómo volver a la cabaña ya que su papá le había enseñado como volver en caso se perdiera.
El alguacil llamó por la noche a la casa de Juan a comunicarle que se iba a suspender la búsqueda, Juan insistió que no lo hiciera pero el alguacil añadió que era orden de su superior y que mañana al primer rayo de sol reanudaría la búsquela. Al día siguiente el alguacil reanudo la búsqueda como dijo a Juan.
Ricardo y Tomás, por la mañana, descansaron en un sitio más tranquilo ya que habían caminado toda la noche; ambos estaban muy exhaustos quedándose completamente dormido Tomás pero Ricardo antes de dormirse escondió la comida entre unas rocas para que no se congelara por el frío. Cuando despertó Ricardo encontró a un oso comiendo la comida de ellos, Juan se levanto rápidamente para espantar al animal de la comida, le tiró piedras, palazos, etc., hasta que lo ahuyento. Por la tarde le contó lo sucedido a Tomás mientras comían los pedazos de carne que quedaban, este se quedó asombrado de la valentía de Juan y luego ambos construyeron una Choza con las ramas y hojas de los árboles para protegerse del frío y de la lluvia. Por la noche llovió muy fuerte que ambos tenían frío así que Ricardo tuvo que ir a recolectar leña para hacer una fogata y así no padecer frío.
La fogata ayudó a calmar el frío pero Ricardo al haber salido en medio de la lluvia para conseguir leña se incrustó un pedazo de madera en la pierna quedando lastimado. Tomás como agradecimiento por lo que estaba haciendo por él, lo ayudó a caminar y así fueron avanzando poco a poco, hasta que en un determinado momento ya no podían continuar por el cansancio y les quedaba muy poca comida. Esperaron y esperaron pero nadie venia en su rescate. Esperaron más de tres horas hasta que en un momento inesperado fueron rodeados por perros salvajes que habían seguido el olor de la carne, ambos se asustaron mucho y lo mejor que podrían hacer era tirar la carne y correr, y eso es lo que hicieron la tiran bien lejos para que los perros la sigan y tengan tiempo para correr.
Ya estaba oscureciendo y seguían corriendo hasta que ya no daban para más y se desmayaron ambos del cansancio y del hambre. Unos cazadores los encontraron y les brindaron ayuda.
Al día siguiente estos voluntariamente se ofrecieron a llevarlos a Ricardo y Tomás donde sus padres ya que veían que no estaban en la condición de caminar.
Al llegar Juan, Pepe y sus hijos de ambos les dieron las gracias por todo y como agradecimiento a los cazadores les invitaron a cenar y estos aceptaron con gusto. Al final Juan y su hijo se regresaron a la ciudad por problemas de salud de Marcela.
Así acaba esta historia fabulosa con una moraleja espectacular:
“Hoy por ti, mañana por mí”
Autor: Sanchez Miranda Hugo